La garza blanca

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Era una noche calurosa en abril, era época de migración de aves y me fui a
dormir, mañana tenía una cita con una bella chica del pueblo. 

Salí a ver la migración de las aves, la belleza de sus plumas, la gracia de su vuelo y su caminar tan elegante.  

-¿Qué haces aquí? – preguntó una garza blanca.

-Apreciación de la belleza, con la que no cuento-respondí-. Ella tan bella, me
respondió diciendo qué:    -todas las aves palidecían con la belleza de los campos del sur, las colinas del norte o los grandes lagos de lugares como éste, que les provén de comida. Pero que sería de todos estos lugares sin los humanos que siempre les apreciaban y con una frase antes de tomar el vuelo, remató: “la belleza está en el ojo que la quiere ver, mi querido amigo”. Fui a recostarme con la mujer con la que había ido a el lago ese día, le pregunté la razón de venir conmigo, si llevaba semanas pidiéndoselo y siempre se negaba. En mi mente creí que había visto esa belleza en mí, pero ella sin titubear respondió diciendo:
-por qué no tenía con quién salir el día de hoy

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Un Comentario

  • Eloy Kaminski 12/16/2020
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    Lindo cuento, con un final sorpresivo y devertido.
    Gracias.