Asediador
Capítulo 2
“Desaparición”
Traté de ignorar ese mensaje y los tres siguientes que envió, pues en cada uno notaba la presión de esa persona por querer asustarme, y lo estaba consiguiendo. Cada vez que iba a la escuela miraba para todos lados, no podía dejar de tener miedo, me sentía alerta las 24 horas del día.
—Amiga, tienes que estar tranquila— me decía Kriss mientras me tomaba de la mano por encima de la mesa de la cafetería en la que estábamos.
—No puedo simplemente ignorar todo lo que está pasando, no sé cómo consiguió mi número, pero ha estado mandándome mensajes, me siento acosada—dije para después esconder mi rostro entre mis manos.
—Olivia, ¿no te ha pasado por la mente alguien? No sé, alguno de tus exnovios o la ex novia de alguien—Kriss trató de encontrar una respuesta lógica.
—No Kriss, no es nadie así—le respondí, puesto que con los chicos que anduve, ninguno tenía una exnovia loca o algo por el estilo.
Nos quedamos pensativas las dos, pero la verdad era que no se nos ocurría nadie, la policía nos había ignorado, sin embargo, yo no podía dejar pasar algo como esto, puesto que esto ya era más acoso que un simple enamoramiento. Observé que la pantalla de mi teléfono se iluminaba y ahí claramente era el desconocido con otro mensaje.
Desconocido: Te ves tan perfecta con ese atuendo blanco. Tan perfecta, que tornarlo a rojo te asentaría mucho mejor.
Mi corazón se aceleró y levanté mi vista y volteé a todos lados para poder observar a todas las personas que se encontraban en el lugar. Para mi mala suerte muchos estaban sumergidos en sus dispositivos celulares, no tenía oportunidad de saber quién había sido.
Me levanté de mi asiento y caminé al baño de damas, necesitaba refrescarme y no pensar en esto. Entré al baño y mojé mi cara para tranquilizarme, ya que estaba muy nerviosa, sentí mi teléfono vibrar y lo saqué de mi pantalón para ver que tenía otro mensaje del mismo acosador.
Desconocido: Nos conoceremos más pronto de lo que imaginas.
Salí del lugar y me dirigí hasta donde estaba mi amiga.
—Kriss, me iré primero, no puedo seguir aquí— dije tomando mi bolso.
—Oye tranquila, me iré contigo— comentó mi amiga y pidió la cuenta. Posteriormente, salimos del restaurante y caminamos hasta mi casa, debido a que no estaba muy lejos podríamos ir a pie. Al llegar, noté que mi madre no estaba, así que subimos directo a mi habitación y le enseñé el mensaje a Kriss.
—Deberías comentarle a tu mamá. Esto ya no es sólo sobre simples notas. Olivia, te están acosando—dijo ella muy seria para mi gusto.
Simplemente suspiré y pasamos el resto de la tarde juntas platicando y viendo alguna película en mi computadora para que yo no siguiera pensando en lo anteriormente ocurrido y por la noche, el hermano de Kriss pasó por ella y se fue a casa.
Durante el fin de semana, no recibí ningún mensaje, pero aun así estaba alerta a todo lo que podría pasar. El día martes, me encontraba en mi casillero guardando los materiales que había usado durante el día y al terminar de poner el último libro que había usado, noté que había otra pequeña caja de regalo, del mismo color que la anterior, mis nervios se hicieron presente y sentía como mis manos sudaban por lo mismo.
Al abrirla, vi una fotografía boca abajo y tenía escrito “pronto estarás conmigo” y una D mayúscula como firma. Al darle la vuelta a la imagen, la sangre se me heló, sentí que me desmayaría en ese preciso momento, ahí en la foto estaba yo, durmiendo, lo que hacía referencia a que esa persona había estado dentro de mi casa. Las lágrimas se me querían salir de los ojos y me sentía desesperada. Lancé la caja con la imagen dentro del casillero y salí de la escuela lo más rápido que pude.
Al llegar a mi casa, cerré bien todas las ventanas y puertas que teníamos, sentía como me estaba volviendo paranoica, mi respiración se aceleraba y mis nervios crispaban todo mi cuerpo. Subí rápidamente a mi habitación y me encerré con llave para después acostarme en la cama y dormir. Por la noche, mi madre llegó a despertarme para poder cenar, yo no le comenté nada sobre la fotografía que estaba en mi casillero, pues no la quería preocupar, así que actué normal frente a ella.
El viernes por la mañana, me encontraba en el salón de clases anotando las actividades que me hacían falta por hacer, cuando vi que la mano de alguien me dejaba una nota arrugada en mi mesa, subí la mirada y me encontré con uno de mis compañeros.
—Oye, ¿quién te dio esta nota? —pregunté de manera alterada.
—Fue un chico que estaba afuera de los baños de hombres—dijo él de manera tranquila.
—¿Y cómo era? —pregunté desesperada.
—Era alto, cabello castaño, un cubrebocas y traía una sudadera negra. Pero no me dijo su nombre. Al parecer ya iba de regreso a casa—explicó relajadamente.
—Muchas gracias, Daniel—le agradecí con un intento de sonrisa.
El chico sonrió y salió del aula; me levanté de mi asiento y me asomé por la ventana que daba a la salida de la escuela, pero ahí no vi a nadie. Con las manos temblorosas abrí la nota y me encontré con la perfecta caligrafía de mi acosador, la cual decía “cuento las horas y minutos para estar contigo” y la misma letra D en mayúscula.
Guardé mis cosas y salí del salón, pues no planeaba quedarme a las otras clases, y para mi mala suerte, Kriss tenía un examen y no podía sacarla de su clase, así que me dirigí a la salida de la escuela y emprendí camino a casa. Extrañamente, el camino por el cuál iba se encontraba muy tranquilo y en silencio, lo que hizo que caminara más rápido; estaba a punto de doblar la esquina de mi casa cuando sentí como una mano tapó mi nariz y boca con un pañuelo, empecé a patear y a tratar de zafarme, pero era inútil, esa persona era más alta y más fuerte que yo. Poco a poco mi vista se fue nublando, hasta que ya no vi y no sentí nada.