Amarte sin conocerte – Capitulo 2 (parte 1)

Llegaron en auto lo más cerca que se pudo del recinto donde sería el
mega concierto, pero las chicas tendrían que seguir a pie por un tramo
debido a todo el tráfico que había y las multitudes de personas que
inundaban las calles; era obvio que este concierto era todo un suceso y
muchas personas asistirían, acordaron que la tía Emily pasaría por
ellas al salón donde sería el “meet and greet”.


Las chicas iban caminando con calma, hablando y riendo de cosas sin
importancia; cuando un chico paso corriendo a su lado y empujo a
Celia, la hizo caer al suelo así que regreso y la ayudo a ponerse de pie
nuevamente. Llevaba una gorra y nos lentes oscuros, cosa extraña ya
que estaba anocheciendo; pero eso no les pareció importante las chicas
lo miraron entre sorprendidas y un poco molestas por lo que había
sucedido.

-¿Es que acaso no puedes ver por dónde vas? – reclamo Esmeralda al
chico, pero él ni siquiera la miraba

-¿Estás bien? Yo lo siento mucho de verdad- se disculpó con Celia

-Si gracias… yo estoy bien, no te preocupes los accidentes ocurren
todo el tiempo- Celia se sentía extrañamente mareada

Repentinamente se escucharon muchos gritos a una distancia
relativamente cercana, eran chicas que venían corriendo a toda
velocidad en su dirección, Esmeralda volteo para ver toda la
conmoción, pero Celia solo se quedó ahí mirando al misterioso chico.

-¿Me podrías prestar tu chaqueta? – le pregunto el chico al señalar la
chaqueta nueva que Celia tenia colgando del brazo

-¿Mi chaqueta? –

-Prometo que te la devolveré-

-Está bien…-

No estando muy convencida ella se la entrego, él se la puso a toda
prisa; levantando el cuello de la chaqueta para que le cubriera un poco
el rostro, se quitó la gorra y se la entregó a ella. La tomo por la cintura
con una mano y la atrajo hacia él, le sujeto la barbilla con la otra
mano.

-Necesito tu ayuda, solo sígueme la corriente-

Apenas había dicho eso, presiono sus labios contra los de ella; al principio se sorprendió y se asustó, pero no se alejó, extrañamente se sentía cómoda. Como si toda su vida hubiera estado buscando esa sensación, como si perteneciera a ese preciso lugar.

Fue algo tan sencillo como respirar, pero al mismo tiempo tan
espectacular como los fuegos artificiales; fue tan tierno como el roce
de las nubes, fue como llegar al cielo y tocar las estrellas. Celia no vio
los fuegos artificiales como en las películas, sino que los sentía en su
interior estallando uno después de otro; se sentía aireada, así que tuvo
que sujetarse del cuello de aquel chico para no caer.


La estampida de chicas paso a toda velocidad junto a ellos, pero no los
notaron; mientras Esmeralda había quedado atrapada al otro lado de la
estampida y gritaba por su amiga desaparecida de su vista, pero sus
gritos no sobrepasaban a las chicas. Después de que la estampida se
alejó pasaron otros minutos en los que Celia y el chico misterioso
seguían unidos, inmersos en su pequeña burbuja; pero ahora
Esmeralda podía verlos y tenía los ojos tan abiertos que en cualquier
momento podrían salirse de sus cuencas, además de que parecía que su
mandíbula podría desprenderse de su rostro en cualquier momento.

-¿Celia? Si quieres puedo ir por un café y regresar más tarde- dijo en
tono sarcástico cuando por fin pudo hablar, ocasionando que los
chicos se separaran y se miraran un poco asustados por unos minutos

-Muchísimas gracias por tu ayuda y disculpa el atrevimiento- dijo el
chico a Celia al tiempo que le entregaba de nuevo su chaqueta, luego
beso su mejilla y se echó a correr de nueva cuenta

-¡Espera! – grito Celia –Olvidas tu gorra…- pero el chico solo se giró para decir adiós con la mano

-¿Me podrías explicar eso que rayos fue? – reclamo Esmeralda a su amiga

-Yo… no tengo ni idea, pero fue el mejor beso de mi vida…-

Esmeralda puso en blanco los ojos, tomo a su amiga por el brazo y reanudo su caminata hacia el concierto; cuando al fin llegaron a las puertas, la fila delante de ellas era kilométrica y detrás de ellas parecía estar formándose algo similar. Parecía que sería una larga espera, lo que era perfecto para que Esmeralda pudiera interrogar a Celia respecto a lo ocurrido.

-Y… ¿Qué fue lo que sucedió hace un rato? –

-La verdad es que no tengo ni idea- ella miro la gorra que tenía en las manos y sonrió

-Bueno ¿Cómo se llamaba? –

-No lo sé, no tengo idea de nada de lo que paso allá atrás; solo me queda esta gorra como prueba de que no fue un sueño-

Celia presiono un poco la gorra contra su pecho, tratando de
rememorar lo que había sucedido y luego la guardo en su bolso de
mano para no perderla, Esmeralda no hizo más que negar con la
cabeza y poner los ojos en blanco; pero en el fondo estaba emocionada
por su amiga.

(… Continua en la parte 2)

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